LA FISIOTERAPIA ME ENSEÑÓ A MEJORAR LA CALIDAD DE VIDA DE LAS PERSONAS QUE MÁS LO NECESITAN Y LA COOPERACIÓN AL DESARROLLO ME AYUDO A ENCONTRARLAS.
Elisa Bosch Donate
Fisioterapeuta especializada en las disfunciones del suelo pélvico y fisiosexología.
Profesora contratada doctora del departamento de Enfermería y Fisioterapia de la Universitat de les Illes Balears, Elisa Bosch es miembro del grupo de Investigación de los Estudios de Género. Es fisioterapeuta especializada en las disfunciones del suelo pélvico y fisiosexología y, además, es coordinadora de proyectos de cooperación al desarrollo del área de fisioterapia en países subsaharianos, en colaboración con la Xarxa Lluís Vives.
Colabora con entidades como el Casal de les Dones, ABAM (Asociació Balear d’Alletament Matern), Associació Naixença, entre otras.
¿A través de qué organismos se pueden desarrollar programas de Cooperación al Desarrollo en materia de fisioterapia?
Los programas de voluntariado y de cooperación al desarrollo pueden promoverse por parte de diferentes agentes sociales, como asociaciones sin ánimo de lucro, organizaciones no gubernamentales (ONGs), los estados a través de las agencias de cooperación, los municipios, sindicatos, universidades y algunos otros.
Actualmente trabajo como docente en la Universidad de les Illes Balears (UIB), donde se promueven proyectos de cooperación al desarrollo y acciones de voluntariado entre la comunidad universitaria.
¿Cuáles son las acciones en las que has participado desde la Universidad de les Illes Balears?
Empecé participando en un proyecto de diagnóstico en la localidad de Ada-Foah en Ghana en el año 2011. Una ONG se puso en contacto con la UIB para solicitar colaboración con un hospital ghanés que quería abrir una unidad de fisioterapia y no tenía recursos. La unidad se abrió con todo el empeño del director médico del Hospital, las donaciones de materiales (camillas, equipos de electroterapia, fungibles…) y las manos de fisioterapeutas voluntarias y auxiliares ghaneses. Finalmente, al crearse la necesidad de los tratamientos de fisioterapia entre la población de la región, el Ministerio de Salud ghanés destinó a un fisioterapeuta a ocupar una plaza en esta unidad.
¿Qué tipo de patologías y pacientes son más frecuentes en Ada-Foah?
Existen muchas, pero destacan los pacientes con accidentes cerebrovasculares, procesos degenerativos por artrosis no intervenidos, pacientes pediátricos con enfermedades neurológicas, traumatismos por accidentes y pacientes quemados. En los últimos años, también se empieza a remitir pacientes postparto.
No obstante, no toda la población tiene acceso a el tratamiento fisioterápico, ni se llegan a diagnosticar todos los casos que serían susceptibles de ser atendidos en la unidad. La población está muy diseminada en las áreas rurales, a veces con poca accesibilidad a los servicios de salud. Los hospitales regionales han de luchar para ser dotados de recursos materiales y humanos ya que casi todos los esfuerzos han sido tradicionalmente concentrados en la capital, Accra. El gobierno de Ghana y el Ministerio de Salud hacen grandes esfuerzos para que esta situación se revierta y conseguir un reparto de recursos más equitativo.
¿Se ha contactado con algún otro organismo del país?
Estuvimos en contacto con la Asociación ghanesa de fisioterapeutas, con el Ministerio de Salud, y la Legon University, principal universidad en el país donde se imparten los estudios de Fisioterapia. De este modo, se firmaron acuerdos de colaboración entre todas estas instituciones y la UIB. En años posteriores se impartió un curso de terapia manual a gran parte de los fisioterapeutas ghaneses y se inició un programa de becas para alumnado de la UIB.
¿Colaboras en otros proyectos?
Hasta hace un año, hemos trabajado con la Xarxa Lluís Vives, quien presentó un proyecto a la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID). El objeto del proyecto ha sido formar a 33 profesionales de salud que tenían un grado profesional medio de fisioterapia y que se han actualizado para conseguir el Grado Universitario. Se espera de ellos y de ellas, que no solamente desarrollen su profesión en los hospitales públicos de Mozambique, sino que sean los futuros docentes del Grado de Fisioterapia.
¿Siempre has colaborado como docente en los diferentes proyectos de cooperación al desarrollo?
Mi primer contacto con la cooperación y el voluntariado se remonta al año 1995 y fue sobretodo asistencial. Nada más acabar mi formación como fisioterapeuta viajé a El Salvador y trabajé como voluntaria en una región devastada por la guerra. Me uní a un grupo de voluntarias médicas, ginecólogas, parteras y enfermeras que estaban desarrollando un censo y diagnóstico de salud de la zona del Bajo Lempa de Usulután.
¿Qué es lo que destacarías de la cooperación al desarrollo?
Creo que las diferentes culturas y sociedades nos necesitamos mutuamente para seguir creciendo y aprendiendo, para ser más empáticas las unas con las otras, para aprender a respetarnos y aceptarnos. La fisioterapia me enseñó a mejorar la calidad de vida de las personas que más lo necesitan y la cooperación al desarrollo me ayudó a encontrarlas.
6 de Julio de 2019