DÍA INTERNACIONAL DEL AUTOCUIDADO

Miquel Torres Vila.

Fisioterapeuta por la Universitat de les Illes Balears.
Experto universitario en atención geriátrica y gerontología por la UIB.
Experiencia laboral en ámbito geriátrico tanto en el sector privado como en el sector público.


La OMS define el autocuidado como la “capacidad de las personas, las familias y las comunidades para promover la salud, prevenir enfermedades, mantener la salud y hacer frente a las enfermedades y discapacidades con o sin el apoyo de un proveedor de atención médica”.

Según sus estimaciones, hacia el año 2030 habrá una carencia de 18 millones de profesionales sanitarios para atender a toda la demanda mundial, por lo que será necesaria la implantación de nuevas estrategias, entre las que destaca el autocuidado.

Este nuevo abordaje se vuelve realmente interesante en la población de edad avanzada, una población que se estima llegará a alcanzar más del 30% del total de la población en Europa, Japón o Estados Unidos hacia el año 2050. Así pues, ya no se trata sólo de tener una larga esperanza de vida, sino de lograr una buena calidad de vida

Es en ese autocuidado y en la capacidad de promover la salud donde el papel de fisioterapeuta es clave, sobretodo en personas mayores.

Si bien hay que dejar claro que, en la etapa de la vejez, como en todas las etapas anteriores, se debe promocionar el bienestar y los hábitos saludables, hay que destacar la necesidad de un cambio de paradigma. Uno dónde ya no sólo se trata de cuidar y de intentar sanar una dolencia sino que hay que centrarse en una promoción de la autonomía, de empoderarlos y de hacerles ver que todavía pueden ser capaces de valerse por sí mismos y que deben serlo para así conseguir un mayor beneficio tanto físico, psíquico como emocional.

Es en la parte física donde el fisioterapeuta puede incidir de mayor forma en este autocuidado. El fisioterapeuta tiene la labor de crear un plan adaptado a las necesidades de la persona además de conseguir una adherencia al tratamiento en un paciente que suele tener rutinas muy establecidas o bien ya afronta cierto deterioro cognitivo.

Por una parte, el fisioterapeuta incentiva y potencia el trabajo muscular. Se estima que hay una prevalencia de entre 17% y el 34% de personas afectadas de sarcopenia en residencias y hasta un 85% presentan pérdida de masa muscular; por lo que su capacidad funcional y su capacidad de realizar ABVD se ve afectada.

Por otra parte, ayuda a mejorar su autonomía en la deambulación, ya sea restableciendo y/o reforzando su equilibrio, ayudándole a manejarse con las ayudas técnicas adecuadas o adaptando el entorno a sus necesidades.

Todo ello, entre otros, con el fin de evitar caídas ya que representan una de las principales causas de hospitalización en las personas mayores además de un grave problema de salud pública por su incidencia y la gravedad de sus consecuencias.

Así pues, si la importancia de la fisioterapia en el autocuidado es de gran relevancia en todas las etapas de la vida, queda claro que en la etapa de la vejez no debe dejarse de lado y debe de incentivarse para mantener una buena calidad de vida.

Además de hacerse patente la necesidad de la figura del fisioterapeuta en este autocuidado puesto que no solo somos capaces de tratar una dolencia sino también de prevenirla. Una creencia que a día de hoy, aunque cada vez con menos frecuencia, se encuentra entre la población y que poco a poco debemos ir cambiando.  

 


BIBLIOGRAFIA

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24 de Julio de 2021

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