SERVICIOS DE ATENCIÓN REMOTA EN SALUD
Iosune Salinas Bueno.
Fisioterapeuta. Doctora por la Universidad de las Islas Baleares, donde desarrolla su actividad docente como profesora contratada doctora en el Departamento de Enfermería y Fisioterapia.
Su investigación se centra en el uso de las tecnologías para la promoción y atención a la salud, entre ellos la fisioterapia digital, tema sobre el que imparte docencia en Grado y Postgrado.
La práctica digital en fisioterapia, asistencia telemática en fisioterapia o telefisioterapia se define como los servicios de atención en salud, el apoyo y la información que el/la fisioterapeuta brinda de forma remota a través de dispositivos y comunicación digital, es decir, las tecnologías de la información y comunicación (TIC). Estamos hablando de herramientas de comunicación como la mensajería instantánea, el correo electrónico, el teléfono o la videoconferencia, pero también de herramientas y plataformas para la prescripción y seguimiento de tratamiento de fisioterapia (ejercicios, pautas y hábitos saludables, maniobras y técnicas), así como de material multimedia para educación y guía del paciente.
El objetivo es prestar una atención fisioterapéutica efectiva, mejorando el acceso a la atención e información en salud a través de estos medios. Se trata de hacer fisioterapia, pero con herramientas distintas.
La fisioterapia digital se ha ido implantando desde hace años en diferentes países, formando parte de la oferta de servicios de fisioterapeutas en países como Canadá, Australia, EEUU o Inglaterra. En España, sin embargo, su implantación había sido anecdótica.
El confinamiento a causa del COVID-19, sin embargo, cambió la situación, y planteó a muchos/as fisioterapeutas la necesidad de mantener la atención a sus pacientes, pero sin que estos pudieran asistir presencialmente al centro, clínica o consulta. Debido a ello, es un tema que ha cobrado actualidad e interés.
Las ventajas de la práctica digital en fisioterapia son las mismas que se plantean en la salud digital (en la telesalud) en general, y vienen dadas principalmente por la eliminación de la barrera de la distancia que implica la comunicación mediante TIC, la oportunidad de una práctica más controlada y monitorizada por parte del profesional, y un empoderamiento del paciente, con más recursos para la autogestión del cuidado y de la salud.
La evidencia que tenemos sobre la eficacia de este tipo de servicios hay que tomarla con prudencia, ya que el contexto tecnológico en el que se realizan las diferentes investigaciones varía muy rápidamente. La teleconsulta, por ejemplo, ha mostrado su efectividad y su equiparación a una consulta presencial (en persona) para la valoración, tratamiento, manejo del dolor y educación para la salud de diferentes patologías musculoesqueléticas, así como para rehabilitación cardíaca. Asimismo, se ha comprobado que se puede crear alianza terapéutica mediante videoconferencia, de manera similar a la presencial. Los aspectos que quedan por aclarar son aquellos relacionados con seguridad y privacidad de los datos, así como la regulación de la telesalud, que todavía es una asignatura pendiente.
Se han identificado amenazas y barreras a la hora de incorporar la práctica digital, principalmente relacionadas con el reto tecnológico que supone para los profesionales, y la resistencia al cambio que puedan ofrecer al no sentirse seguros con el manejo de estas nuevas herramientas. También hay resistencias relacionadas con el coste e inversión inicial que implica la incorporación de la telefisioterapia en la práctica habitual. Por otro lado, las inseguridades a la hora de trasladarlo a los pacientes, por cuestiones de brecha digital, nivel de alfabetización tecnológica del paciente, etc, pueden ser otra fuente de resistencia.
El paso a la teleconsulta requiere de una planificación, una preparación y una puesta en escena reflexionadas, siempre cumpliendo con los principios de beneficio y adecuación al paciente, la seguridad y protección de datos y la regulación de la práctica profesional. Es necesario trabajar las competencias digitales necesarias y adquirir la experiencia en el paso a la fisioterapia digital, ya que es previsible que sea una parte más de la fisioterapia en un futuro próximo, y haya venido para quedarse.
Si bien es cierto que la pandemia ha determinado en muchos casos la necesidad de incorporar telefisioterapia como única vía posible de atención a los pacientes, al menos durante el tiempo de confinamiento, se abre ahora la posibilidad de explorar qué tipo de atención se quiere o se puede ofrecer a los pacientes. La telefisioterapia no tiene porqué ser una alternativa, sino que puede resultar una vía complementaria de atención: sumar telefisioterapia a la práctica habitual de rehabilitación (presencial), complementarla, puede mejorar el resultado.
21 de Febrero de 2022