NOS MOTIVA QUE NUESTRA INVESTIGACIÓN REPERCUTA POSITIVAMENTE SOBRE LA VIDA DE LAS PERSONAS CON DOLOR LUMBAR CRÓNICO.

Nuria García Dopico.

Fisioterapeuta. Estudió el Máster Universitario en Investigación en Salud y Calidad de Vida en la Universidad de las Islas Baleares (UIB). Actualmente está cursando el doctorado en Neurociencias bajo la dirección de la Dra. Carolina Sitges y la Dra. Olga Velasco en el Grupo de Investigación en Neurociencia Cognitiva-Afectiva y Psicología Clínica. Actualmente es profesora ayudante del Grado en Fisioterapia de la UIB. 

 

¿Qué es el dolor?

La Asociación Internacional para el Estudio del Dolor lo define como “una experiencia sensorial y emocional desagradable asociada o similar a la asociada con daño real o potencial en los tejidos”. El dolor es imprescindible para la supervivencia y, normalmente, cumple una función adaptativa y positiva: nos previene y protege de las amenazas que enfrenta nuestro cuerpo. Funciona como un sistema de alarma, avisándonos de cuando algo “podría estar yendo mal”. El problema sucede cuando el dolor se mantiene en el tiempo sin que exista una amenaza real para el organismo o los tejidos, porque pierde su función biológica. Sería como una alarma que se activa por el viento y no por la presencia de un ladrón. Ya no habría una causa-consecuencia clara para ese dolor, y es entonces cuando hablaríamos de dolor crónico.

 

¿Qué significa “un daño real o potencial”? ¿Podemos tener dolor sin tener una lesión real?

Sí. Podemos tener dolor sin que exista una lesión, como también podemos no tener ningún dolor con una lesión muy grave si nuestro cuerpo entiende que es necesario para la supervivencia. Esto sucede, por ejemplo, en soldados heridos en combate y se conoce como analgesia inducida por el estrés. El cerebro e “bloqueará” la percepción de dolor hasta que estamos a salvo. Debemos distinguir entre dolor, que es lo que nosotros sentimos, y nocicepción, que es el proceso neuronal que codifica y procesa los estímulos potencialmente perjudiciales para nuestro organismo. Al final, es el sistema nervioso central, el cerebro, quien determina si un estímulo nociceptivo se interpreta o no como “dolor”. Esto no significa que el dolor sea "psicológico", sino que nuestro organismo responde en función de la percepción de amenaza. 

 

¿A qué nos referimos con el término “dolor crónico”? ¿Durará toda la vida?

“Crónico” no significa “para siempre”. El dolor crónico aquél que tiene una duración superior a tres meses. Para evitar confusiones, se está tendiendo a abandonar el término “crónico” y se está priorizando el uso del término “dolor de larga duración” o “dolor mantenido en el tiempo”.

 

El pasado 17 de octubre se celebró el Día Mundial contra el Dolor, ¿por qué?

Como apoya la Organización Mundial de la Salud (OMS), el dolor crónico puede considerarse una enfermedad en sí mismo y su alivio debería contemplarse como un derecho humano. El dolor actúa como una epidemia silenciosa: afecta hasta al 19% de la población europea, genera elevadísimos gastos económicos e impacta muy negativamente en la vida de quienes lo padecen. Desde el 2004, esta celebración busca sensibilizar a los gobiernos e instituciones sobre la necesidad de invertir recursos materiales y económicos para apoyar la investigación, el diagnóstico y el tratamiento del dolor en todo el mundo.

 

¿Por qué es importante investigar?

Cuando una persona consulta a un profesional de la salud, espera recibir el mejor tratamiento. Sin investigación continua no sabríamos cuál es ni podríamos mejorar los existentes. Además, la fisioterapia es una disciplina relativamente joven, por lo que es aún más importante promover la investigación en nuestro colectivo. Disponer de evidencia científica contrastada, veraz y de calidad, que apoye los abordajes desde la fisioterapia pone en valor nuestra profesión y es una garantía de calidad y seguridad para los pacientes. 

 

¿Qué trabajo de investigación estáis desarrollando actualmente?

En el grupo de investigación CANCliP (UIB) trabajamos profesionales de la neurociencia, la biología, la psicología y la fisioterapia. Investigamos, entre otros, los trastornos de ansiedad en población infanto-juvenil, el dolor crónico en población adulta y anciana y las herramientas y tecnologías para la salud. Bajo la dirección de las Dras. Carolina Sitges y Olga Velasco somos el equipo “LoLA” (Low Level of Activity). Investigamos cómo influye la conciencia corporal en los procesos de dolor lumbar crónico, la mayor causa de discapacidad en edad productiva en toda Europa y la que asocia más años vividos con dolor. Aun siendo la más prevalente, parece que seguirá creciendo el número de afectados debido al envejecimiento poblacional y al sedentarismo. En España impone una carga socioeconómica inmensa, especialmente sobre el absentismo y el presentismo laboral y la utilización excesiva del sistema de salud, por ello es importante descubrir las causas subyacentes.

 

¿Qué es la conciencia corporal y por qué es interesante estudiarla?

Es la imagen que una persona tiene de su propio cuerpo en el cerebro, que permite controlar y coordinar los movimientos, sentir los estímulos e interactuar con el mundo que nos rodea. Investigaciones recientes apuntan que es una variable influyente en el dolor y un posible objetivo de tratamiento. En un proyecto anterior, validamos una herramienta que nos permite medirla en todas las personas de habla hispana. Ahora trabajamos en un nuevo proyecto para estudiar cómo influye en el dolor.

 

¿Qué necesitáis para conseguir finalizar este nuevo proyecto?

Necesitamos contar tanto con las personas que tienen dolor como con las que no, para evaluar las diferencias ellas. Nadie sabe más de su dolor de espalda que quien lo sufre. Actualmente nos estamos poniendo en contacto poco a poco con las personas que participaron el primer proyecto. Es un lujo que mucha gente haya querido seguir colaborando. ¡Sólo podemos estar agradecidas! Cuantas más personas colaboren, más relevantes serán los resultados, porque nos permitirán estudiar muestras mayores. Siempre agradecemos cualquier participación y animamos a todos los lectores a hacerlo. 

 

¿Qué es lo más enriquecedor de la investigación?

Nos motiva pensar que nuestro trabajo puede llegar a repercutir positivamente sobre la vida de las personas que sufren dolor a mejorar su calidad de vida, sus síntomas y las estrategias que utilicen para hacer frente a su experiencia de dolor. 

 

Por último, ¿qué le diría a una persona que sufre dolor de espalda ahora mismo?

Una vida sin sentir nunca dolor es indeseable, porque es una función biológica necesaria y nos protege. Sin embargo, una vida sin sufrir dolor a diario es deseable y, en muchos casos posible. El tratamiento de elección en estos momentos contra la lumbalgia es el ejercicio físico, combinado con educación sobre el dolor o intervenciones psicológicas. También es importante trabajar sobre los hábitos modificables: tener un descanso de calidad, cuidar la alimentación, sociabilizar o evitar el sedentarismo pueden suponer un cambio sustancial. Por último, animaría a las personas que sufren dolor a cuestionar el “nunca más podrás hacer esto”, a no tener miedo de probar a realizar ciertas actividades progresivamente, especialmente las que han visto limitadas por su dolor, pero les hacen felices. Quizás hoy no pueden hacer algo, pero es posible que mañana sí. Por eso es importante recibir el apoyo y acompañamiento de profesionales que tengan claros cuáles son sus objetivos personales. Todas estas iniciativas pueden ayudarnos a reducir la sintomatología asociada y mejorar la calidad de vida.

21 de Noviembre de 2022

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