FISIOTERAPIA PODAL
“Los fisioterapeutas utilizamos y combinamos gran variedad de técnicas en función de cada patología y de cada paciente”
Maria Antònia Bauzà Estrany
Fisioterapeuta (URL) y podóloga (UB). Máster Universitario en Neurorehabilitació (Instituto Guttmann-UAB). Experiencia laboral en el ámbito neurológico, traumatológico y deportivo entre Barcelona y Mallorca desde el año 2015. Actualmente, ejerce de forma privada a FisioMón Bauzà Estrany, en Vilafranca de Bonany.
¿Qué es la fisioterapia podal o del pie?
La fisioterapia podal o más conocida por fisioterapia del pie es una especialidad de la fisioterapia que se centra en el tratamiento y prevención de las lesiones del pie.
¿Qué es el pie y que lo conforma?
El pie es la extremidad más alejada del cuerpo, siendo una estructura anatómica y biomecánicamente compleja. Está formado por 28 huesos, a pesar de que existen diferentes variantes anatómicas, y su musculatura se divide en dos grandes grupos; los extrínsecos, que se originan en la pierna y se insertan en el pie, y los intrínsecos, que se originan y se insertan en el pie. Esta estructura soporta nuestro peso corporal durante gran parte del día y, además, tiene la capacidad de adaptarse a varias situaciones, cambiando entre una estructura rígida y flexible según cada circunstancia.
¿Cuáles son las afecciones más habituales del pie?
Hay gran variabilidad de afecciones y estas pueden ser de origen traumático, vascular, neurológico o inflamatorio. Sin embargo, las que nos llegan más a menudo a las consultas de fisioterapia son los esguinces, la fasciosis plantar, las metatarsalgias y las fracturas.
¿Cómo las pueden prevenir o tratar los fisioterapeutas?
Los fisioterapeutas utilizamos y combinamos gran variedad de técnicas en función de cada patología y de cada paciente, para que los tratamientos se adapten a las necesidades de cada uno de ellos. Esta batería de herramientas de la que disponemos puede ir desde la terapia manual, la termoterapia, la electroterapia, las técnicas invasivas o el ejercicio terapéutico.
¿Nos podemos beneficiar de la combinación del tratamiento fisioterapéutico y podológico?
Claramente sí. Si una cosa he aprendido durante mis años de formación y de trabajo asistencial, es que un buen trabajo multidisciplinario siempre resulta ser beneficioso para nuestros pacientes. Por eso, conocer las herramientas y las formas de trabajar de los otros profesionales sanitarios resulta de gran relevancia en nuestro sector.
Por ejemplo, en un proceso de fasciosis plantar, resulta muy interesante poder combinar los tratamientos de fisioterapia, como por ejemplo la terapia manual y los estiramientos, con los apoyos plantares realizados por un podólogo.
Otro caso muy habitual también podría ser aquel en que un deportista nos consulta de forma periódica por el mismo dolor en las extremidades inferiores, una de las posibles causas podría ser una disimetría y se requeriría de un estudio radiológico y biomecánico por parte del podólogo.
En cualquier caso, la fisioterapia y la podología son dos perfiles profesionales que tienen la capacidad de devolver y mantener una gran calidad de vida a los pacientes, y esta capacidad se incrementa cuando trabajamos juntos. Lo mismo pasa con el resto de perfiles sanitarios.
¿Nos influye el tipo de calzado?
El calzado que utilizamos en nuestro día a día tiene una gran capacidad para afectar las estructuras del pie. Esta afectación puede ir, de forma aguda, desde las características materiales del zapato, que por una actividad concreta nos pueda facilitar sufrir lesiones tipos un esguince agudo, como afectarnos a largo plazo provocando deformaciones óseas como por ejemplo un hallux valgus, popularmente conocido como “juanete”.
¿Qué son los zapatos minimalistas o barefoot?
Los zapatos minimalistas con un tipo de calzado que durante los últimos años se ha puesto muy de moda. Se caracterizan principalmente por una puntera ancha y con forma anatómica, una suela flexible, delgada y totalmente plana, además de un contrafuerte inexistente.
¿Los niños pueden empezar a andar con este calzado?
Idealmente, un niño sano debe empezar a andar y explorar su entorno descalzo. No obstante, cuando no controlamos el entorno y existe riesgo de heridas, como por ejemplo en la calle, es recomendable que el zapato que se use sea minimalista. Éste permitirá que la interferencia del calzado en la deambulación del niño sea menor que con el calzado convencional.
¿Y los adultos?
Pues depende, los adultos somos algo más complejos. Por un lado, a puntera más ancha sí sería recomendable en la mayoría de los casos y deberíamos buscar esa característica en los zapatos de nuestro día a día. Por otro lado, a veces, empezar a usar este calzado de un día para otro nos podría perjudicar. Hay que tener en cuenta que los adultos ya llevamos recorridos muchos kilómetros sobre nuestros pies, con todo lo que ello implica. Recordemos que estos son unos pies a los que ya nuestros padres, con toda la buena voluntad del mundo, nos pusieron unos zapatos rígidos con una suela gruesa para aprender a andar. También es probable que durante estos años la musculatura se haya atrofiado, exista alguna dismetría, sobrepeso, lesiones... Por tanto, no siempre las características de un zapato minimalista no es conveniente. Aunque algunas veces es posible llevar a cabo un proceso de adaptación, acercándonos de forma paulatina a ese calzado y con la combinación del ejercicio terapéutico específico realizado por un fisioterapeuta.
8 de Julio de 2024